El sueño de una princesa
-Pobre Cenicienta- escuchó ella.
-¡Qué pobre ni qué
pobre! Vivirá una vida llena de placeres.
En ese momento, Cenicienta
ya había localizado el lugar de donde provenían las voces. Abrió apenas una
puerta tratando de no hacer ruido y vio a dos sirvientas del palacio hablando
sobre su futuro.
-Sí es cierto que va
a vivir una vida llenas de placeres, pero no va a poder hacer nada más que
saludar y verse linda junto al príncipe.
Para ese momento
Cenicienta, había escuchado lo suficiente como para darse cuenta de que no
quería esa vida y que su sueño secreto
de ser doctora no se cumpliría. Se había dado cuenta de que tenía dos opciones:
Ignorar su sueño, ya que no seria nada más que eso mismo, o escapar y
perseguir su sueño hasta alcanzarlo.
Cenicienta ni lo pensó, corrió a su habitación, armó las valijas y escribió
esta carta:
Querido príncipe:
Quería comunicarle mis sueños e informarle que
aquí no se harán realidad.
Desde hace tiempo estoy pensando lo genial que sería estudiar, o mejor, tener una
carrera. Me he dado cuenta de mi amor por la medina. Creo que una carrera en la
universidad más prestigiosa de Francia
es lo que mas necesito ahora, más que ser una princesa mimada.
Al fin tome una decisión me voy para siempre. Quiero conseguir mi doctorado y
poder ayudar de alguna manera. Creo que no hay más que decir, ya que la carta
lo dice todo. Sé que nos volveremos a encontrar, pero primero tengo que cumplir mis sueños y tu
no estas en ellos todavía. Adiós, te extrañaré.
Cenicienta.
Cenicienta y el
príncipe perdieron contacto por mucho tiempo, pero ninguno olvidó nunca al otro.
FIN
Hecho por María Sansone
¡Mejor, María! Muy bien.
ResponderEliminar